
Estoy viendo la serie Yellowstone (2018-2024). Cuando veo un buen cine americano o una serie, como es el caso, mejor si es del oeste, no puedo menos que admirar esa cultura y al pueblo que la está creando. Han forjado en un puñado de décadas todo un carácter nacional propio y bien definido. Incluso hubieron de superar una guerra civil para conseguirlo. Podemos ver sus contradicciones. A veces parecen despreciar al resto del mundo enseñándonos de esta manera sus complejos. Se sienten muy jóvenes, con poca historia. Al escuchar su música: country, hillbilly, blues, jazz, rock, etc., etc., se escucha el alma de de todos aquellos que están construyendo su país, ladrillo a ladrillo, pecado a pecado, ilusión y frustración. Claro que también podemos encontrar claroscuros. Maldades de todo tipo, explotación, ambiciones desmedidas, codicia, … Pero, ¿dónde no? Así crean instituciones que ordenen y hagan justicia, abrazan su democracia que paradójicamente es vieja y a confian en que serán capaces de construir un futuro para sus hijos mejor que su pasado y su presente. Cuando nacieron como nación, eran poca cosa en la esfera internacional. Luego se convirtieron en la primera potencia mundial. El tiempo les hará recuperar la humildad perdida. Su rasgo diferenciador, que son fuertes, que son muchos y distintos entre sí.